Los investigadores de las primeras fases de fármacos siempre habían tenido que utilizar representaciones en 2D de moléculas en 3D para poder trabajar y compartir sus hipótesis con compañeros. Muchos de ellos, como los químicos farmacéuticos y los biólogos, no tenían la misma experiencia a la hora de ver estructuras moleculares complejas. Investigadores como Cortopassi solían crear presentaciones de PowerPoint para mostrar diferentes vistas de las estructuras moleculares, o bien enseñaban proteínas en 3D en pantallas de ordenador en 2D.
Esta situación empezó a cambiar en 2016, cuando Glen Spraggon, director de biología estructural en el Genomics Institute of the Novartis Research Foundation (GNF) en La Jolla (un centro de investigación de NIBR), se puso unas gafas Oculus y probó una demostración del software de realidad virtual de Nanome para ayudar a los miembros de su equipo a comprender mejor las estructuras de las proteínas en 3D, así como dónde se unen los fármacos para activar o desactivar proteínas diana y, de ese modo, modular la enfermedad. Poco después, NIBR y Nanome empezaron a colaborar para desarrollar la solución de esta última.
Viktor Hornak, director adjunto de NIBR Cambridge, afirma que “con los avances de la biología estructural, se están resolviendo estructuras biomoleculares más grandes y complejas.